El aire que se respira y el pensamiento que se genera Parque- Los Barrios Cada vez es más complicado aparcar, fue lo primero que comenté al sentarme a desayunar. Llegaba con algo de retraso, tras unas gestiones médicas y un imprevisto corporal. Me esperaba mi amigo Paco, con quien hacía unos días no coincidía. Apenas me acomodé, él aprovechó el momento para lanzarme, sin anestesia, una serie de noticias tristes sobre personas que ambos conocemos y estimamos. Siempre se ha dicho —y se sigue diciendo— que, a cierta edad, estas cosas se vuelven normales. Pero me resisto a aceptar que deban llegar así, sin aviso, como si fueran parte del paisaje. Me afectan, me desequilibran durante un tiempo y en casos permanecen. Y aunque uno se recompone, queda cierto poso, porque no hace uno otra cosa que convertirse en un buen actor, en un escenario que ya no es el tuyo. Esas noticias reactivan pensamientos que, aunque nunca del todo olvidados, permanecen atenuados, en sordina, como esperando s...