Historia y Vida de la Barriada Príncipe Alfonso – Ceuta. Capítulo XV. El Fuerte del Príncipe Alfonso, una presencia que sigue con nosotros
Historia y Vida de la Barriada Príncipe Alfonso – Ceuta
Capítulo XV. El Fuerte del Príncipe Alfonso, una presencia que sigue con nosotros
Tomadas por el autor- año 2024
Cuando yo era niño, el fuerte me parecía algo lejos. Lo veíamos desde la barriada, encaramado en lo alto, al final de un camino, como un gigante de piedra vigilando el sur, entre los elementos del paisaje y parte del río de las Bombas. Con el tiempo, nuestras casas se fueron acercando, sin llegar a tocar los muros. Las calles subieron las laderas. Y sin darnos cuenta, aquel reducto militar quedó dentro de la barriada, como si siempre hubiera estado ahí. Ahora, con los medios actuales, lo podemos ver a diario, muchos sin saber del todo lo que guarda entre sus muros.
El Fuerte del Príncipe Alfonso se construyó justo después de la guerra de África, allá por 1859. Lo proyectó el comandante Paulino Aldaz, del Cuerpo de Ingenieros, y se levantó como parte del sistema defensivo de Ceuta. En aquella época se temía que la paz recién firmada pudiera romperse, así que se alzaron varios fuertes por la zona. Este, en concreto, tenía una misión clara: vigilar el paso del Tarajal y proteger la bahía de Castillejos, aunque en diversas incidencias se habla también del camino de Tetuán.
La forma del fuerte es sencilla pero contundente: un rectángulo de piedra y ladrillo, con bastiones en tres de sus lados y tres grandes cañoneras apuntando al sur. Estaba rodeado por un foso seco, sin agua, pero profundo. Desde unas estructuras llamadas caponeras, los soldados podían disparar a lo largo del foso sin exponerse. Tenía un sistema de aspilleras (esas aberturas alargadas en los muros) por donde se disparaban fusiles desde el interior, y capacidad para albergar piezas de artillería de pequeño calibre y hasta 300 soldados.
Uno de los detalles más curiosos es que, en su construcción, pensaron en todo: incluso las cubiertas estaban diseñadas para recoger el agua de lluvia, que caía hacia un aljibe central. Así, en caso de cerco, la tropa podía resistir con agua almacenada. Hoy, si uno se fija bien desde fuera, aún se intuyen algunas de esas pendientes, esos muros reforzados, ese diseño pensado para resistir.
Y uno pensaría que esa historia militar quedó atrás… Pero no.
Apenas unos años después, en 1863, Ceuta volvió a vivir momentos de tensión. Hubo incursiones con resultado de muertos y heridos, y el fuerte —nuestro fuerte— volvió a ser un punto clave de defensa. El Capitán General del Ejército de África, que en 1959 había instalado allí su puesto de mando, mantuvo en ese lugar la vigilancia y la organización para proteger la ciudad.
Ese episodio, que muchos desconocen, demuestra que el fuerte no era solo una reliquia, sino que aún tenía un papel que cumplir.
Con el paso de los años, la ciudad creció. La barriada se expandió. Y lo que fue una posición militar en las afueras se convirtió, a través de la calle Fuerte, en parte del barrio. Hoy está ahí, discreto, como si siempre hubiese formado parte del paisaje. A veces, cuando lo miro desde algún camino cercano, pienso en todo lo que habrá visto: soldados, fusiles, piedras cayendo al foso… y también niños correteando cerca, ciclistas que lo bordean, vecinos que lo miran sin saber que un día fue frontera.
Otros conocen perfectamente su historia y la sienten. Mientras lo fotografiaba, se acercó un amigo musulmán, como tantos otros conocidos. Con cierta tristeza me mostró que el interior del foso contenía basura acumulada durante mucho tiempo. Me explicó que ya se había comunicado el problema, pero que las soluciones tardaban en llegar. También me habló de varios proyectos de uso e integración que se habían intentado, pero que habían fracasado.
Yo mismo he tomado varias fotografías del exterior, recorriéndolo con calma, fijándome en los detalles. Las piedras, las marcas, el alzado de los muros… todo cuenta una historia. Y hoy quiero compartirla, porque no se trata solo de una construcción: es parte de nuestra memoria colectiva.
Este fuerte no es un castillo cualquiera. Es el nuestro. Uno que un día protegió Ceuta, y que hoy, sin disparar una sola bala, sigue haciendo su trabajo: recordarnos de dónde venimos.
A modo de cierre
Con este capítulo dedicado al Fuerte del Príncipe Alfonso concluye este recorrido por la historia, el entorno y la vida de nuestra barriada. Durante más de dos años he ido recogiendo datos, testimonios, documentos y recuerdos que, juntos, componen una imagen —seguramente incompleta, pero sincera— de lo que ha sido y sigue siendo este lugar.
No se trata de una obra académica ni de una investigación con pretensiones, sino de un intento de ordenar y compartir todo lo que he podido encontrar y aprender. A pesar de las dificultades, ha sido una tarea gratificante.
Fuente: Archivo General Militar de Madrid / Biblioteca Virtual de Defensa  | 
Capítulos anteriores de la Barriada Príncipe Alfonso:
Con este capítulo XV dedicado al Fuerte del Príncipe Alfonso concluye el trabajo principal sobre la barriada del Príncipe. Han sido más de dos años de recopilación de historias, documentos y vivencias.
ResponderEliminarEn los próximos días publicaré un anexo final con fotografías recibidas y una relación de nombres mencionados en actas y otros documentos. Gracias a quienes han aportado, directa o indirectamente, a este esfuerzo.
Me falta por leer un par de trabajos sobre su BARRIADA DEL PRINCIPE ALFONSO . Se nota la labor de investigación . La claridad de exposición logra que el dato histórico aportado en la narrativa sea ameno y para quienes han sido coprotagonistas con usted , a buen seguro , una alegría recordarles un pasado común . Le agradecemos , además , el ANEXO prometido . En la paz nos hacemos los fuertes procurando evitar que la guerra no los destruyan .
ResponderEliminarGracias Paco. Ya estoy preparando ese anexo, quiero hacerlo del modo más sencillo y simple, como lo fueron nuestras vidas y como fuimos allí. Con la pretensión que los lectores posen sus ojos y sean un complemento de las letras, es decir, de sus vivencias de su recorrido por aquel lugar, y no al contrario. Estoy seguro, especialmente a los principeños, les gustará y hasta el momento, han sido muestras de reconocimiento y cariño, ninguna en otro sentido. Gracias por este y otros comentarios que me ofreces. Qué duda cabe, que el sentido de cultura, en tu caso, es universal.
ResponderEliminarEl Fuerte del Príncipe, para la Barriada, era algo muy emblemático y al mismo tiempo, zona prohibida para los niños. En los aledaños del Fuerte, la Guardia Civil no nos dejaba jugar, sólo pasar por el camino de la derecha ( camino a Berrocal) o el de la izquierda ( camino a la fábrica de ladrillos). Pero la sensación que daba de alto y grande ( y tú tan pequeño a su lado) aún la recuerdo. Gracias Santi
ResponderEliminarAsí es, aún hoy me parece grande y bonito, guarda algo de misterio y secretos. Me encanta mirar las imágenes que tomé.
EliminarJ.L.M. Fabulosa labor de investigación, gracias.
ResponderEliminarAunque queda esa parte de fotos, te felicito, ha sido un trabajo maravilloso. Será una de mis lecturas favoritas. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarHas dedicado muchas horas a este trabajo, lo compartiste como siempre lo haces. Tus amigos y conocidos lo han recibido agradecidos. No han visto a un adversario, ni a un intruso. Este sí ha merecido la pena. Enhorabuena.
ResponderEliminarPepe Pozo
ResponderEliminarÉste, y todos!!! Unos por Historia, otros por calidad humana, y todos por calidad literaria. Mi enhorabuena por el gran trabajo que has hecho en todos los ( artículos, reportajes e investigación) que has realizado, con tanta dedicación y tanto esfuerzo. Gracias.