Más que pasteles: La historia de un lugar en el corazón de un pueblo
Deseo hablar de un gran negocio, de unos grandes profesionales, con una historia y trayectoria impecable. Han sido entrevistados innumerables veces y premiados otras tantas, son de fama reconocida y visitados desde toda la comarca. Sin embargo, continúo sintiendo la inquietud por contar, pero desconozco el qué. Dudo, como el niño que se aproxima a la vitrina y tiene que elegir uno de los dulces... Se siente observado por los adultos, y algo parecido experimento yo: un jubilado con su blog, una cámara de fotos al hombro, como si se tratara de un juego, un extraño entorpeciendo el desarrollo de un negocio.
Pero observo. Observo a los clientes que esperan con paciencia en la fila, algunos charlan, otros miran con expectación las bandejas repletas de dulces. Es un ir y venir constante. Al principio, solo dos dependientes atienden con profesionalidad y calma. De pronto, son cinco. La cola se disuelve como por arte de magia. No hay prisas, no hay agobio, solo un engranaje perfectamente ajustado donde cada pieza sabe su función. No atosigan, pero tampoco se ausentan. No exageran la amabilidad, pero la calidez está presente en cada gesto, en cada respuesta rápida pero nunca brusca.
Y entonces entiendo. No se trata solo de la calidad de sus productos, de sus premios o de su fama. Se trata de la confianza que han construido con su trabajo, de la rutina de quienes los visitan casi como un ritual. Es más que una pastelería, es un punto de referencia en la vida cotidiana de muchas personas.
Decido, entonces, que mi historia será esa. No repetiré lo que ya se ha dicho sobre sus éxitos, sino que contaré lo que veo y lo que sienten quienes cruzan esas puertas cada día. Quizás mi blog no les aporte beneficios tangibles, pero tal vez sí les devuelva, en palabras, un reflejo de lo que realmente son para su comunidad.
Al día siguiente, al pasar por la calle, me crucé con una de las personas que estaban tras el mostrador el día anterior. Levantó la vista, me reconoció y me saludó con una sonrisa. No fue un gesto automático ni indiferente, sino algo más cercano, casi cómplice. Quizás es solo costumbre. O quizás en La Plata no solo recuerdan recetas de hace 70 años, sino también a las personas que pasan por su puerta.
Hace unos días hablaba con dos amigos que no son del pueblo sobre La Plata. Para uno de ellos, esta pastelería fue su elección cuando tuvo que encargar la tarta de su boda. El otro hablaba con admiración de su manera de adaptarse a los tiempos, incorporando recetas para celíacos y preparando pedidos a medida con solo una llamada de teléfono. Es curioso cómo, sin importar de dónde vengas, si has probado algo de La Plata, terminas sintiendo que de alguna manera te pertenece.
En este sentido, he recogido palabras de vecinos de esta localidad de diversas edades, y curiosamente existe una gran coincidencia en cuanto a los sentimientos respecto a este negocio. Emplean expresiones que voy a resumir de forma fotográfica:
"Forma parte de mí."
"Mis recuerdos están unidos a La Plata en los momentos de felicidad: cumpleaños, nacimientos, bautizos, bodas."
"El camino hacia La Plata siempre es placentero."
"No hay nada parecido al merengue de esta pastelería."
"Las milhojas no tienen competencia."
"¿Quieres que te mencione nombres de pasteles de La Plata? Me sé muchos."
"Me siento bien cuando veo a personas de otros lugares que vienen a comprar a La Plata."
"¿Sabes que los pasteles de La Plata no solo se venden en el Campo de Gibraltar, sino fuera?"
Les aseguro que estas y muchas otras expresiones he escuchado.
Todos conocemos una serie de productos elaborados en nuestro entorno que, por su calidad, artesanía o antigüedad, han logrado que los sintamos como algo nuestro, aunque no sean exclusivos de nuestra población. Este es el caso del famoso Pan de Pelayo de Algeciras, las naranjas del Tesorillo, o los dulces de La Plata en Los Barrios. Otros productos están irrumpiendo con fuerza, como los aguacates de San Pablo de Buceite, los ibéricos de Bolonia, la ternera de retinto de Tarifa.
Y con esta reflexión cierro mi relato. Siento una gran satisfacción cuando hablo de personas y negocios que hacen un buen trabajo, de familias que se esfuerzan día a día y que sienten lo que hacen. Porque más allá de la repostería, La Plata es historia viva de su pueblo, y quienes la mantienen en pie no solo conservan recetas, sino también tradiciones, recuerdos y emociones. Y eso, en los tiempos que corren, es un valor incalculable.
Imagen tomada de la Página de La Plata |
Imagen tomada de la Página de La Plata |
Tradición Artesanal desde 1950
Amigo Santiago agradezco estas palabras. Son familia mía algo que creo que no sabes. Un abrazo
ResponderEliminarLa verdad es que voy conociendo a personas, pero se me escapan los lazos familiares. Pero todo es cuestión de tiempo, no tardaré en estar al corriente. En este contexto, es lo que he visto y oído en el poco tiempo que resido aquí. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSantiago, te felicito porque has sabido redactar con gran veracidad la historia y el quehacer de una familias empresarial que ha sabido mantener su filosofía de calidad evolucionando en una extraordinaria diversidad de pasteles que, como bien dices, es difícil decidirse porque siempre te atraen más de los que quieres.
EliminarRespecto a las milhojas, jamás las he podido comer, no mejores, ni siquiera parecidas.
Por último agradecerte que pongas en valor a una empresa familiar, que genera empleo y hace que Los Barrios también destaque en la repostería y de qué manera.
Saludos
Muchas gracias por tus elogios. Me alegra mucho que el artículo haya resonado contigo. Desde mi modesta tribuna, siento una satisfacción especial por todo tipo de iniciativas que fomentan el bienestar de la comunidad, y esta, por las razones que tan bien expones, se lo ha ganado con creces. Es un placer dar visibilidad a proyectos con tanto mérito. Saludos.
EliminarLa verdad es que los he aprobado en varias ocasiones cuando los traian al trabajo y no puede decir nada mas que estaban exquisitos.
ResponderEliminarEspero seguirlos probando...😋
La verdad es que no tienen rival, son únicos y es lo que me hace sentir orgulloso de La Pastelería La Plata.
ResponderEliminarDónde está la pastelería
ResponderEliminarEn calle la Plata. Paseo de la Constitución. En el centro comercial de los Barrios.
EliminarTodo lo que se ha dicho en el texto es cierto, además soy de los barrios y me orgullezco de mentarlos siempre que salgo fuera. No hay palabras están riquisimos
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario.
EliminarPopularmente conocido como "el paseito"
ResponderEliminar¡Gracias a todos por su apoyo! Nuestro artículo sobre la pastelería La Plata en Los Barrios se ha convertido en el más visitado desde su publicación, con más de 500 visitas y sigue subiendo. Estamos muy agradecidos por el interés y apoyo que hemos recibido. Si aún no lo has leído, te invitamos a hacerlo y descubrir por qué es tan popular. ¡Y si te ha gustado, no dudes en compartirlo!
ResponderEliminarCarmen: La plata, Madre mía, que buenos recuerdos. Hace mucho tiempo que son famosísimos por su variedad y calidad. Viendo la foto que has añadido, me he puesto a salivar.!!!!!
ResponderEliminarPaco Santos Sanchez
ResponderEliminarArrimar la nariz al escaparate de una pastelería , para acabar entrando sin resistencia , siempre me ha producido un dulce placer , tanto para el gusto como para la vista . Esta vez las palabras de Santiago han tenido tanto poder de atracción como han podido ejercer sobre mi paladar la maravillosa repostería artesanal de LA PLATA . Mezclar y elaborar las materias básicas que hacen posible el milagro de los pasteles , tratados con tanto amor , es privilegio de unos pocos . Compartirlo con los demás , hace que ese milagro beneficie a todo el pueblo y nos sintamos agradecidos por su dedicación a la comunidad
Muy bonita forma de narrar.
ResponderEliminarLa tarta de la boda de mi hijo la encargué en La Plata, ¡ESPECTACULAR!
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