La Sala Llegué de pronto a un lugar que, aunque familiar, era para mí desconocido. Al principio todo me resultaba extraño, hasta que, con el tiempo, empecé a percibir más detalles. La gran sala era muy hermosa. A medida que pasaban los días descubría nuevos murales que representaban todo lo imaginable. Todo estaba ordenado como si un gran escritor hubiese diseñado la escena: fluía con suavidad, adornada por bellas gamas de colores, desde los más intensos hasta los más tenues. Aquellas composiciones despertaban sensaciones de calor y frío, de sosiego y de intensidad emocional. Eran difíciles de explicar. Las tonalidades, como notas en una partitura, desprendían aromas y sonidos casi imposibles de imitar, bellos por naturaleza. Parecía un conjunto armónico, incluso en los acontecimientos que derivaban de aquellas escenas. Sin embargo, a veces lo más discordante eran los humanos, empeñados en estropear aquel paisaje divino. Muchos, amparándose en su inteligencia, buscaban impone...