Carta a Antonio Gutiérrez García, autor de Rosa Mari
| Antonio Gutiérrez García leyendo ‘Rosa Mari’, dando vida a sus recuerdos. | 
Estimado Antonio Gutiérrez García:
Nos conocimos en el reciente acto de presentación de la I Exposición de Poesías Villa de Los Barrios. Aquella tarde fue de reposo y de sosiego, un remanso donde las palabras se deslizaban con la calma de un arroyo al atardecer. Ya lo había intuido días antes, al escribir unas líneas que presagiaban la belleza tranquila de aquel encuentro. En fin, un ambiente de energía positiva, como suele decirse hoy, pero que en realidad era algo más: una pequeña comunión de almas sensibles.
Durante la lectura que cada autor hizo de su obra, se alzaban ecos de alegría y tristeza, de ingenuidad y madurez, de realidad y ensueño. También de melancolía. Así sentí su poema “Rosa Mari”, que resonó en la sala como una campana suave, llamando a los recuerdos dormidos.
Cuando finalizó el acto, me acerqué a usted para decirle que me había gustado. Me respondió con una mirada de amable sorpresa, con ese brillo que une satisfacción y asombro. Después, quizá por la cámara que colgaba de mi hombro, me preguntó si pertenecía a la prensa. Le dije que no, aunque sí me gusta escribir sobre cultura, y que suelo hacerlo en mi blog. En su gesto percibí un leve matiz de lamento —esa nostalgia de quien entrega algo muy suyo y teme que pase inadvertido.
Desde entonces, sus versos han regresado a mí en distintos momentos del día, como una melodía que se niega a extinguirse. La invocación a “Rosa Mari” en un tono más elevado sigue resonando en mi mente: aquella niña, su amiga, su compañera de juegos que habita aún en los pliegues del tiempo y de la memoria.
He intentado encontrar un modo de hacerle llegar estas letras, pero no lo he conseguido. Tal vez alguien que le conozca pueda hacerlo y contarle que, con admiración sincera, le dedico estas líneas en mi espacio personal, donde guardo las pequeñas luces que me deja la palabra poética.
Y, con su permiso, dejo aquí su poema completo, para que sea él —y no mis palabras— quien cierre este encuentro literario:
ROSA MARI: ERES UN POEMA PARA MI VIDA
(De Antonio Gutiérrez García)
Cuando el Universo se torna en devolver mis enseñas de amor hacia
ti, tú me devuelves
sin saberlo, aún en la distancia del
tiempo, puros sentimientos llenos de inspiración.
Y mi infancia
fue feliz viéndote cada día en el hogar de tus abuelos, donde me
recibíais
con gestos de tanta elegancia; eran tiempos de tan
preciados valores para el recuerdo.
Rosa Mari, aquella niña preciosa.
Mi corazón
enaltecido.
Voz tan graciosa.
Encantos tan
enternecidos.
Mis oídos agradecidos.
Paz en el alma.
Voz
en calma.
Sentimientos de bien nacido.
Aquella niña preciosa.
Por mi corazón henchido.
Sitio
para una estrella.
Miradas para un jardín florido.
Conciencia
feliz.
Palabras con sentido.
Rosa Mari, mi primer
amor.
Amor vivido sin olvido.
Ocio permitido.
Infancia
dorada.
Todo primor, cara recordada.
Desilusión
inesperada.
Experiencia nunca recuperada.
Desaparición
nunca deseada.
Declaración de amor, nunca realizada.
Amor
nunca manifestado, miedo al pecado.
Rosa Mari, aquella niña preciosa.
Amor conocido.
Primer
amor vivido.
Rosa Mari, la belleza de tu alma.
Oración
bien expresada.
Tu sabiduría demostrada, mi atención en
calma.
Rosa Mari, expresión acaudalada,
origen: destellos
de tu alma.
Pasión vencida, armonía convencida.
Encuentro
matinal, jornada amenizada.
Deseos contenidos, convivencia consentida.
Bellas palabras,
semblante favorecido.
Rosa Mari, aquella niña preciosa.
Corazón
agradecido, reflejo del firmamento.
Presencia del amor
consentido.
Mi corazón siempre atento.
Ayer a las dos de la tarde finalizó el periodo de exposición. Próximamente serán recogidos y seleccionados para aquellos autores que lo han pedido. Pienso que ha sido una bonita experiencia.
ResponderEliminarBonita dedicatoria a la letra y su autor.
ResponderEliminarNo asistí pero me has hecho vivir el momento. Gracias, muy bonito poema.
ResponderEliminarPrecioso y justo reconocimiento al autor de tan tierno poema.
ResponderEliminar¿Quién en su niñez, y adolescencia, no ha tenido una Rosa Mari?.
ResponderEliminarBonito poema. Me ha traído recuerdos muy bonitos... Gracias Santi.
Creo que muchos. Seguro que has pensado alguna vez si antes éramos más enamoradizos que lo que aparentan actualmente.
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