Los Tercios Italianos: Huellas en Nuestra Tierra
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| Justino de Nassau rinde la ciudad de Breda, en 1625 al general Ambrosio Spinola- Dominio público | 
Es difícil recordar un lugar en el mundo similar al Campo de Gibraltar, donde la tierra haya sido adornada con tanta diversidad de uniformes coloridos y armas variadas, representando a los múltiples ejércitos que han cruzado y recorrido sus elevados arenales y frondosas arboledas a lo largo de la historia. Fenicios, cartagineses, romanos, godos, árabes de distintas etnias, ingleses, franceses, alemanes, italianos, españoles y otros más, cada uno dejó su huella, siempre con sus distintivas vestimentas y particularidades.
Algunos de nuestros historiadores antiguos han descrito en sus escritos cómo iban equipados estos visitantes: sus vestimentas, sus equipos de combate y hasta algunas de sus costumbres. Comparar las distintas imágenes de estos guerreros a través del tiempo es realmente fascinante. Para los habitantes locales, observar en la lejanía la llegada de un nuevo contingente debía de ser un acontecimiento memorable, repleto de preparativos y movimientos.
Rara vez una fuerza asomaba por el horizonte en son de paz o solo de paso, aunque también sucedió. Un caso destacado fue el de Felipe II, rey de España, que también gobernó Portugal entre 1580 y 1640. Esto ocurrió después de que el rey portugués falleciera sin herederos, lo que llevó a Felipe II a reclamar el trono. Para asegurarlo, envió un ejército al mando del Duque de Alba, en el que participaron los célebres Tercios Españoles, incluyendo tropas italianas que formaban parte de las fuerzas de Felipe II en Italia.
Estas tropas, reconocidas por su disciplina y habilidad en combate, jugaron un papel crucial en la victoria de la Batalla de Alcántara en 1580, consolidando el dominio de Felipe II sobre Portugal. Así, Portugal pasó a estar bajo la misma corona que España hasta que, en 1640, recuperó su independencia.
Finalizada la guerra en Portugal, Ignacio López de Ayala escribe que los tercios italianos que participaron en ella, cuando el Duque de Alba unió Portugal a Castilla tras la muerte del cardenal-rey Enrique, pasaron por Gibraltar, donde se establecieron desde el primero de enero hasta finales de marzo de 1580.
La presencia de esta milicia, desconocida en la ciudad, sus peculiares armas y defensas, resultó ser un espectáculo fascinante para los ciudadanos, quienes se esmeraron en atender y agasajar a estas tropas.
El historiador José Carlos de Luna añade detalles sobre aquellos días: estas tropas fueron muy bien recibidas en la ciudad, y el Consejo organizó en su honor fiestas públicas y representaciones. Muchos de estos soldados —o al menos algunos— se quedaron en Gibraltar, donde se casaron y se establecieron.
En una carta desde Gibraltar, escrita por el capitán-alférez italiano Pietro Bucca y dirigida a un tal Juan de Chaves, de Sevilla, se describen los festejos en honor a los tercios italianos, que incluyeron iluminaciones, “reparticiones de burlas”, música y una romería por el mar en barcos engalanados.
Han llegado hasta nosotros algunos documentos en los que se encuentran nombres y apellidos que manifiestan claramente su procedencia italiana. No cabe duda de que quizás algunos de estos registros correspondan a aquellos soldados de los tercios italianos, quienes, tras su paso por Gibraltar, decidieron establecerse y dejar su huella en esta tierra.
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Muy buen artículo
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