La Casa de las Tejerinas: Donde la piedra habla y los volantes danzan
| Autora: Silvia Pucciarelli | 
Crónica cultural
Repasé con cierto entusiasmo los anuncios culturales del Campo de Gibraltar, con la esperanza de encontrar alguna actividad afín a nuestros deseos. Sin embargo, la búsqueda resultó infructuosa: la oferta parecía inclinarse más hacia otro tipo de ocio.
Me habría encantado asistir a la Exposición Poética de Los Barrios, pero aún queda tiempo para su inauguración. Imagino recorrer esas paredes de letras, descendiendo en zigzag por los pasillos, tratando de comprender los sentimientos de los autores como si brotaran de un manantial oculto en la piedra. Sin duda habría sido una buena jornada, más aún sabiendo que probablemente participen escritores a los que conozco.
Ante la falta de opciones inmediatas, optamos por un destino seguro: Estepona, que nunca defrauda en su oferta cultural. Y teníamos razón. Tres lugares captaron mi atención: el Centro Cultural Virgen del Carmen, con una extraordinaria exposición dedicada al escultor Quiñones; el Palacio de Congresos, con su muestra inmersiva de Van Gohg, de la que hablaré más adelante; y la Casa de Las Tejerinas, de la que me ocupo ahora.
El trayecto hasta allí es un regalo en sí mismo: centenares, quizá miles de personas, recorren las zonas ajardinadas y el paseo marítimo repleto de puestos artesanales. Al caer la tarde, la Plaza de las Flores rebosa vida. Varias mesas están ocupadas por extranjeros que disfrutan de la cena, mientras en la entrada de la Casa de Las Tejerinas una familia conversa en inglés con un artista que les explica detalles de su obra.
En la sala central me detuve ante las esculturas de Toby Govan. No pude evitar acariciarlas suavemente para sentir la textura del trabajo, y capturé con mi móvil aquellas que me parecieron más hermosas.
Breve biografía de Toby Govan
Nacido en Edimburgo en 1967, llegó a Andalucía con apenas seis años, integrándose plenamente en la vida y la cultura de esta tierra. Se formó en la Escuela de Artes de Granada y en fotografía en Madrid, aunque reconoce como sus verdaderos maestros a sus padres: Douglas Govan, prestigioso escultor que le transmitió la magia de “leer la piedra”, y Ann Govan, acuarelista que le enseñó a mirar el mundo como una composición. Con el apoyo de galerías en Marbella y Puerto Banús, consolidó su carrera internacional. Hoy, sus esculturas se encuentran en España, Alemania, Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Su obra «En tus brazos», de tres toneladas y media, es uno de sus trabajos más ambiciosos.
![]()  | 
| Autor: Toby Govan | 
En una sala contigua, una exposición inspirada en la película Tiburón atraía la curiosidad de dos adolescentes, con quienes intercambié unas palabras. Me alegró ver a jóvenes interesados en temas culturales.
Subiendo a la primera planta descubrí la obra de la artista argentina Silvia Pucciarelli, quien lleva casi dos décadas en Andalucía. Su estancia en esta tierra marcó un giro vital: lo que fue un hobby se convirtió en vocación, y con formación constante ha expuesto ya en espacios de prestigio como el Centro Contemporáneo de Mijas.
Entrar en su sala es sumergirse en un estallido de color y en la esencia de Andalucía: movimientos flamencos, tablaos, trajes de volantes que capturan el alma de esta cultura. Conversar con ella fue un placer; compartimos la idea de que el arte verdadero nunca se conforma, siempre busca mejorar.
![]()  | 
| Autora: Silvia Pucciarelli | 
Más adelante, otra sala me sorprendió con una pintura encantadora: un gato en una cestita, obra de J. Manehon (si no me falló la vista, la gata parecía llamarse “Rita”). Un broche delicado para un recorrido que confirma, una vez más, que Estepona es un refugio cultural que siempre merece la pena visitar.
![]()  | 
| Autor: J. Manehon ? | 




No se me había ocurrido, me has dado una idea. Muy buen reportaje. Gracias. Espero, me cuentes la exposición del Mirador del Carmen y la otra.
ResponderEliminarDentro de pocas horas la coloco
EliminarBuen destino y buena sugerencia. Gracias por dedicar una crónica a esta oferta cultural.
ResponderEliminarUn placer pode dedicar unas letras a tan interesante oferta.
EliminarMuy bonito.
ResponderEliminar