Ir al contenido principal

Capítulo 2. Límites de la Barriada Príncipe Alfonso

 

Capítulo 2. Límites de la Barriada Príncipe Alfonso

Biblioteca del Ministerio de Defensa - Sector ampliado. Se han señalado las futuras calles para una mejor comprensión. Plano I.


Al hablar de los límites de nuestra barriada, aflora en mi memoria una ligera sensación de aislamiento, de lejanía, de escasa aceptación con respecto a otros lugares más próximos al centro de la ciudad. Quizá porque, en ningún momento, dejamos de ser “los del Campo Exterior”, como mencionaban algunos escritos de la época. Sin embargo, dentro del Príncipe Alfonso, la vida transcurría en un microcosmos donde, pese a las carencias, se cubrían ciertas necesidades y donde éramos conscientes de que nadie vendría a solucionarnos el futuro ni a allanarnos el camino.

Los primeros trazos del territorio

Los orígenes del Príncipe Alfonso pueden rastrearse a través de las primeras vías de comunicación abiertas tras el desembarco del I Cuerpo de Ejército en 1860 y el inicio de la fortificación de la zona. No solo se levantaron reductos defensivos, sino que también se habilitaron caminos para conectarlos y permitir un mejor apoyo logístico y militar.

Información de la época señala que, en 1910, el vapor Peña Agustina, procedente de Santander, transportó 18 barracones destinados a las fuerzas que se esperaban en el Campo Exterior, entre ellos en la explanada del Príncipe Alfonso. En este contexto, durante un tiempo en 1911, dicho fuerte se convirtió en el Cuartel General al mando del general Alfau y su Estado Mayor, en el marco de unas operaciones militares.

A pesar de los sistemas defensivos y del personal destacado en la zona, en 1913 se produjo un asalto desde el otro lado de la frontera al cortijo de Abraham Bentata, situado entre el Fuerte Príncipe Alfonso y la barriada Buenos Aires (recordemos que en sus primeros años se llamó así). En el ataque, un disparo acabó con la vida del pastor Manuel Marqués, y su hijo, al intentar defenderse, fue reducido de otro disparo. El tiroteo generó alarma en la populosa barriada de Buenos Aires, y ante el temor de un ataque mayor, los vecinos emprendieron la huida hacia el fuerte, ya fuera en barquillas por la playa o corriendo hacia Ceuta.

Un plano de 1924 ilustra con precisión la disposición de estos caminos. En él se aprecia la vía procedente de la actual Mezquita, que, antes de comenzar el descenso, se bifurca en una “V”:

  • A la derecha, un desvío conectaba con el fuerte y continuaba su trayecto descendente hasta el Tarajal, pasando por un blocao cercano y finalizando en la actual Aduana.

  • A la izquierda, el camino proseguía unos 50 metros en ligera pendiente antes de descender casi en línea recta hasta otro blocao, el cual, con toda probabilidad, sirvió de base para enlazar los caminos ya mencionados. Desde allí, continuaba hasta el Puente Quebrado, transitando por la cresta de una colina.

Fue precisamente en este trayecto, en la parte más cercana a la cima, donde surgió el germen de nuestra barriada. Las primeras barracas se construyeron a ambos lados del camino (ver Plano 1). Años después, esta vía principal recibiría el nombre de Rafael Orozco, convirtiéndose en el eje central del Príncipe Alfonso, con su capilla y sus escuelas ubicadas en el punto más alto.

La expansión de la barriada

El crecimiento del Príncipe Alfonso se produjo de manera progresiva, conforme llegaban nuevos pobladores. Desde su núcleo inicial, la barriada se expandió hacia varias direcciones:

  • Hacia el este, las viviendas avanzaron hasta los lavaderos, situados junto al arroyo de Arcos Quebrados, y más allá, hasta las canteras de piedra, cuyo encargado fue Manuel Guerra, la huerta de Nieve Córdoba y la huerta de Benama.

  • Hacia el norte, se formaron las barracas del Ángulo, donde se instalaron un grupo de residentes de la Murallas Reales, antiguos descendientes de los leales y bravos mogataces, unidad Procedentes de Oran y llegados a Ceuta en 1792 que, finalmente después de varios reajustes de unidades, los escasos efectivos, que formaban la Compañía de Tiradores del Rif, pasan a formar parte en 1911, del Grupo de Fuerzas Regulares n.º 3, con guarnición en Ceuta.

    La zona se fue nutriendo con otros residentes, hasta poblar los primeros metros del camino que continuaba hasta las proximidades del Fuerte San Francisco. Años más tarde se construyó el “Poblado Legionario”.

Biblioteca Pública de Nueva york- 1737 Mogataz de Oran

 Imagen del Acto Legionario celebrado en García Aldave.


  • Hacia el sur, se produjo la mayor expansión tras la construcción de las Casas Nuevas, lo que marcó un importante crecimiento del barrio.

El proyecto para levantar 100 albergues de urgencia se presentó en 1947, con un importe total de 599,440 pesetas y, en 1948, se aprobó su construcción mediante subasta, adjudicándose la obra a la sociedad Benasayag y Delgado S.L., representada por Enrique Delgado Matre. La obra se finalizó en septiembre de 1949, aunque quedó bajo vigilancia, pues los wáteres estaban cerrados por falta de agua.

Posteriormente, en 1955 se aprobó la construcción de 20 nuevos albergues de urgencia a cargo de la empresa Cubiertas y Tejados S.A., y en 1958 se adjudicó la construcción de otros 20 albergues más a Antonio García Serón.

Fuente: AGCE. (Tomada de Facebook Ole Mi Ceuta). A la izquierda, en el monte, se marca la prolongación de la calle San Daniel, y al borde, las conocidas 'Casas Nuevas'. En primer plano, la Fábrica de Cervezas. La extensión de monte que sigue a las Casas Nuevas era el lugar de las excursiones.

Conforme la población crecía, las solicitudes de construcción aumentaban. En los primeros años, los permisos solían mencionar términos como "construcción de barraca de madera y chapa", "vivienda económica" o "barracón de mampostería", con dimensiones variables que iban desde los 20 hasta los 100 metros cuadrados. Las viviendas estaban numeradas, como se evidencia en documentos de la época: por ejemplo, Josefa Díaz Agüero tenía su domicilio en la Barraca nº 6.

Sin embargo, también existían chozas construidas en aquellos primeros años. De hecho, según una orden de 1931, las chozas habitadas por sus dueños en la Bda. del Príncipe no estaban sujetas al pago de arbitrios correspondientes a los años 1930 y 1931.

El trazado urbano y la numeración de calles

A lo largo de los años, el Príncipe Alfonso mantuvo una estructura urbana particular. En el censo electoral de 1934, la barriada aparece organizada en distintas secciones y agrupaciones identificadas con letras y números, lo que sugiere una distribución planificada dentro de los distritos. Un dato curioso es que, en muchos casos, las solicitudes de construcción no especificaban la ubicación exacta dentro del Príncipe, sino que simplemente indicaban "en el Príncipe", esto puede indicar un cierto desorden.

Algunas de las calles que han perdurado en el tiempo son:

  • Calle Fuerte

  • Calle San Daniel

  • Calle Rafael Orozco

  • Calle Maestra María Jaén

Además, se identificaban agrupaciones denominadas Este, Sur y Norte, así como la Agrupación Fuerte. Más adelante, se añadieron otras como Calle Suceso Terreros, Calle Teniente Cátedra, Calle Casas Nuevas y Calle Vicente Arrás.

No obstante, no todas las calles fueron edificables en su origen. Por ejemplo, en 1935 la Calle B se consideraba "no edificable", aunque no se conoce con exactitud su ubicación dentro del barrio.

Registros administrativos y denominaciones históricas

El Príncipe Alfonso, en los documentos oficiales de la época, aparecía bajo distintas denominaciones según el contexto administrativo. Generalmente, formaba parte del Distrito 7, Barrio 15, aunque para efectos benéficos se incluía en el Distrito 6 y para efectos electorales en diferentes secciones según la zona específica. También recibió otros nombres, como "Barriada de la Unión" entre 1931 y 1937, y se mencionaba el "Monte del Príncipe", ubicado en la costa sur de la barriada.

Qué maravilloso recuerdo, saliendo de clase todos ilusionados, de dos en dos, en dirección a aquella bajada donde comenzabas a ver el mar del Tarajal. De pronto surgía la voz del maestro, quizá don Miguel del Manzano Prat, don Juan José García Vega, o la señorita Esperanza, que guiaba con su canto:

Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas, tralará por el monte las sardinas, tralará...

Parece que en estos momentos las escucho, aquellas vocecillas entonando la canción todo el camino. Y al llegar, aquel monte inclinado tapizado de verde y flores de margarita, con su maravilloso aroma, inigualable.

Lugares emblemáticos y límites naturales

  • Arroyo de Arcos Quebrados: Nacía en la parte alta de la barriada, de débil caudal, serpenteante y escurridizo entre chumberas y transparentes. Refugio de gatos y pajarillos, solitario y también lugar de desechos. Cerca de dos pozos, se alzaba un muro de piedra de considerable anchura, bien conservado, sobre el que los chiquillos caminábamos un largo trecho cubierto por una frondosa arboleda. Hoy sabemos que este curso de agua residual está vinculado a un antiguo acueducto romano. Al final de su trayecto, en su desembocadura en el mar, se encontraba el puente de Arcos Quebrados —o como nosotros lo llamábamos cariñosamente, "Cosquebrao"—, construido alrededor de 1912.

Imaginamos el antiguo curso del Arroyo de Arcos Quebrados. En su parte baja, donde se unía al mar, se encontraba el puente del mismo nombre


  • Arroyo de las Bombas: Cuántos episodios compartimos con este cauce, para nosotros río, de aguas cristalinas, de canto rodado en toda su extensión, con aquellos cañaverales que utilizábamos sus cañas para saltar las diversas extensiones de agua y partidos de fútbol a su orilla. Las innumerables adelfas servían de refugio para los alcaudones, que en abril se posaban esplendorosos en sus ramas. También era zona de huertas: la huerta de los soldados, la huerta de Berrocal, entre otras.

Río de las Bombas, en los inicios de la construcción del muro fronterizo. Arriba, el Fuerte Príncipe Alfonso. Impresionaba la extraordinaria anchura de aquel río. Véase el reportaje al final.


  • Arroyo de las Colmenas: Se extendía entre el Arroyo Juan de Viera y el de Arcos Quebrados. Un trayecto solitario y poco visitado. Quizá, en tiempos anteriores, albergó algunas colmenas. Para nosotros, era un camino ocasional en las jornadas de caza de codornices y tórtolas entre los eucaliptos cercanos.

Antiguamente, el Arroyo de las Colmenas corría cuando aún quedaba una reducida extensión de eucaliptos. Hoy, sobre lo que fue la huerta de Nieves y Benama, se alza ya el Hospital Universitario.


  • Barriada del Tarajal: Frente a la playa del mismo nombre, surgida con una serie de casitas que fueron ampliándose sin excesos. Los niños de allí subían a clase diariamente, recorriendo un largo trayecto. Entre ellos, recuerdo a mi amigo Alarcón.

  • Carretera del Príncipe: Desde la Mezquita hasta la Barriada del mismo nombre. Todos recorríamos innumerables veces este camino a pie. A mitad de trayecto, el Puente Quemadero y el desvío hacia Recarga y los colegios de la Legión. Pegado al puente, un bar y algunas viviendas albergaban familias que también criaban ganado. Las cuestas eran pronunciadas, y preferible no subir al oscurecer.

La carretera desde la Mezquita hasta el Príncipe conserva casi la misma imagen de nuestra infancia. Aunque ya se ha levantado el muro que separa el cementerio musulmán, aún se aprecia todo el monte de eucaliptos y, al fondo, las huertas. En primer plano, las barracas adosadas al cuartel de Recarga.



  • Playa del Tarajal: Desde el Arroyo de Arcos Quebrados hasta el Arroyo de las Bombas. Era nuestro lugar de expansión en los meses de verano. Nos reuníamos en familia el 18 de julio, con sandías enterradas a orillas del mar. El olor a sardinas de la caseta de Ingenieros y aquellos dos pozos que servían de respiraderos para las olas del espigón eran característicos. Y por supuesto, la temida "piedra de la muerte", desde donde solo los más atrevidos y experimentados se lanzaban al mar.

Playa del Tarajal. Pegados al muro y cerca de Arcos Quebrados, había unos enormes bloques rompeolas. En aquel entonces, el agua alcanzaba en algunos puntos el borde mismo de la carretera.


  • El Reducto del Príncipe: Figura en documentos de la época como parte del Distrito 7, Barrio 15, hasta que finalmente se consolidó su nombre actual. Un majestuoso fuerte, objeto de ataques, vestido con uniformes, a veces del ejército, otras de la Guardia Civil. Símbolo y origen de la barriada, señorial y elegante, robusto y olvidado. A pesar de los años, se mantiene orgulloso y erguido.


Reflexión final

Llegados a este punto, elevo la mirada y dejo posadas las yemas de los dedos sobre el teclado de mi computadora. Se han humedecido al contacto. Quizá sean los primeros en conocer que nada de aquellas maravillas existe. Al final, todo ha cambiado: los arroyos desaparecieron, las huertas se esfumaron, el puente se allanó y hasta la piedra de la muerte quedó casi sepultada bajo la arena. Pero lo más importante, las personas, también se han ido.

Por un momento, deseo que todo regrese, pero el tiempo no responde.

Entonces, la memoria me susurra:
—No me reconoces, pero aquí sigo. Estás reviviendo tu felicidad.

Y es cierto. Nada se ha perdido del todo. El barrio ha cambiado, pero su historia sigue viva en quienes lo recordamos.


  

La Piedra de la Muerte, tal como se veía hace unos años.


    El cauce del Río de las Bombas, ya en obras, con la Térmica a la izquierda. En nuestra infancia, junto al último puente, había barcos sobre la arena y apoyados en maderas, listos para salir a pescar o ser reparados.



La huerta de los soldados, y muy cerca, la huerta de Berrocal.

El cauce por donde bajaban las aguas del Río de las Bombas estaba repleto de adelfas.

El Río de las Bombas, casi desde Benzú, recogía las aguas de todos los arroyos de los montes hasta morir en el mar.


Relacionado Primer Capítulo.- https://asilocuentocultural.blogspot.com/2025/03/historia-y-vida-en-la-barriada-principe.html

Comentarios

  1. Juan López: 👏👏👏👏👏👌👍🫂 buenísimo, te felicito, me has hecho rejuvenecer 60 años.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, me alegra mucho que esta historia llegue, especialmente a los vinculados con el lugar.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. De bastantes, aunque no en todos encuentras lo que buscas. Dos años dan para mucho.

      Eliminar
  3. Amigo Santi eres un crack soy Paulino k buen trabajo y k alegría de como describes nuestra infancia, ha habido un momento k he revivido,esos ratos jugando en el patio de tu abuela lola y cogiendo amasquillos, gracias Santi por todo un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Paulino, no recuerdo que nos viéramos desde la última vez en la barriada, aunque ha debido transcurrir alrededor de 60 años. Comentarios como el tuyo me hacen pensar que, poco a poco esta historia va llegando. Si tienes contactos con amigos que residieron allí, sería bueno que intentarás compartirlo. Próximamente publicaré un tercer capítulo dedicado a la enseñanza con algunas fotografías. Un fuerte abrazo y seguimos en contacto.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Más que pasteles: La historia de un lugar en el corazón de un pueblo

  Más que pasteles: La historia de un lugar en el corazón de un pueblo Deseo hablar de un gran negocio, de unos grandes profesionales, con una historia y trayectoria impecable. Han sido entrevistados innumerables veces y premiados otras tantas, son de fama reconocida y visitados desde toda la comarca. Sin embargo, continúo sintiendo la inquietud por contar, pero desconozco el qué. Dudo, como el niño que se aproxima a la vitrina y tiene que elegir uno de los dulces... Se siente observado por los adultos, y algo parecido experimento yo: un jubilado con su blog, una cámara de fotos al hombro, como si se tratara de un juego, un extraño entorpeciendo el desarrollo de un negocio. Pero observo. Observo a los clientes que esperan con paciencia en la fila, algunos charlan, otros miran con expectación las bandejas repletas de dulces. Es un ir y venir constante. Al principio, solo dos dependientes atienden con profesionalidad y calma. De pronto, son cinco. La cola se disuelve como por arte...

Balona: crónica de una tristeza anunciada

  Balona: crónica de una tristeza anunciada Gradas Estadio Municipal de La Línea Reconozco que el fútbol no me interesa más que en su aspecto histórico, algo de su aspecto deportivo y mucho de su influencia social. Por eso, quizá este escrito solo interesará a los menos. A aquellos que saben ver en un equipo de fútbol algo más que resultados. Y que saben también que perder partidos no siempre es lo más doloroso. A veces, lo que realmente duele es ver cómo se apaga el vínculo entre un club y su gente. En estos días, y especialmente después de la derrota en casa frente al Jerez, he conversado con personas que entienden de fútbol. Gente que ha seguido durante años a la Real Balompédica Linense, que ha vivido alegrías y frustraciones, y que ahora —dolorosamente— baja los brazos. Lo que me cuentan es desolador: que los jugadores, salvo un par de excepciones, no tienen el nivel; que han pasado tres entrenadores, lo que ya no permite culpar solo al banquillo; que el juego es tan pobre q...

La Línea: entre comercio y ocio

  La Línea: entre comercio y ocio El conflicto en torno al Mercado de Abastos de La Línea va más allá de tasas o metros cuadrados: refleja la encrucijada entre dos modelos de ciudad muy distintos. Un edificio necesario de rehabilitar He seguido con atención la trayectoria del mercado, no desde que comenzaron las obras de rehabilitación, sino mucho antes, casi desde sus comienzos. Históricamente parece que nació no con muy buenos signos, pero no me quiero desviar. Lo cierto es que, durante los años que lo conocí, no era un edificio que prestara unas condiciones adecuadas para el desarrollo de esas actividades. Su rehabilitación, por tanto, era una cuestión indiscutible. Dos razones enfrentadas Los acontecimientos posteriores, después de actualizar y revisar la información disponible, declaraciones escuchadas y publicadas, me llevan a pensar que las dos representaciones en litigio tienen razón. Cada una, con sus argumentos, expone verdades, y precisamente por eso se hace tan di...