De La Línea a Los Barrios: El Viaje del Cristo del Amor
| Cristo del Amor | 
Es grato recibir elogios; son una señal de que lo que contamos llega a los demás y genera interés. Pero no crean que es fácil: detrás de cada palabra hay dudas, incertidumbre e incluso momentos de soledad.
Es completamente comprensible ese sentimiento. Llegar a un lugar nuevo, especialmente cuando ya hemos construido nuestra identidad y trayectoria, puede hacernos sentir fuera de lugar, como si todo estuviera establecido y nosotros solo fuéramos espectadores.
Viví esta experiencia hace muchos años. Siendo más joven, encontré la manera de adaptarme. No era un experto en cuestiones deportivas, historia ni en tradiciones locales, pero entendí que mi mirada fresca y mi capacidad para ver un tema desde distintas perspectivas me permitían notar detalles que otros, por estar inmersos en su propio mundo, quizá pasaban por alto. A veces, la novedad no está en descubrir algo nuevo, sino en interpretar lo conocido desde un ángulo distinto.
A pesar del esfuerzo y la dedicación, en aquel entonces poco quedó de mi aporte. Y con el tiempo, la historia se repitió de una manera inesperada, en circunstancias difíciles que involucraron incluso a personas que siempre consideré honorables.
Hoy sigo explorando caminos con la misma curiosidad, compartiendo desde mi propia vivencia. Quiero generar vínculos, no ser una molestia, y encontrar un espacio donde pueda mostrar mi perspectiva para que otros la conozcan. De ahí nació mi interés por contar historias, tanto del pasado como del presente. No pretendo ofrecer relatos inéditos, pues muchas de estas historias ya han sido contadas antes—o, mejor dicho, siempre han sido contadas antes—pero quizás lo interesante sea aportar algún dato poco conocido.
En este contexto, en una reunión familiar pregunté sobre los templos de Los Barrios. Me mencionaron la Iglesia de San Isidro Labrador y una capilla situada en las Doscientas Viviendas. La iglesia ya la conocía, pero aquella capilla no, así que al día siguiente, cámara al hombro, me encaminé hacia su ubicación.
| Urbanización Doscientas Viviendas | 
Las viviendas me indicaban que la capilla solo podía estar en su interior. Atravesé una entrada en forma de arco y llegué a un pasillo que desembocaba en una hermosa plazoleta, denominada de Cristóbal Infante Sebastián.
| Plaza interior | 
Un poco más adelante, un rótulo de azulejos anunciaba: "Capilla Virgen de Fátima". En su interior, algunas señoras oraban. No se puede decir que sea grande, pero tampoco pequeña. A un lado del altar, la Virgen de Fátima; al otro, una talla de la Virgen bajo la advocación del Dulce Nombre, obra y donación del artista barreño Valentín Rivera en diciembre de 2022.
| Interior Capilla Virgen de Fátima | 
Frente al altar, en el fondo, se alzaba el Cristo del Amor. Una voz me advirtió que la imagen provenía de La Línea, sin que pudieran ofrecerme más detalles. Observé detenidamente la imagen: realmente sobrecoge. El artista había idealizado a un Cristo crucificado en la fealdad del peor momento de su agonía. Su piel era más oscura de lo habitual, en contraste con otros Cristos que, pese al sufrimiento, transmiten una belleza divina.
| Interior Capilla Virgen de Fátima | 
Mientras me alejaba del lugar, haciéndome preguntas, escuché las voces de aquellas mujeres ensayando la popular canción:
Pescador de Hombres
Tú
has venido a la orilla,
no has buscado ni a sabios ni a
ricos,
tan solo quieres que yo te siga.
Estribillo:
Señor,
me has mirado a los ojos,
sonriendo has dicho mi
nombre,
en la arena he dejado mi barca,
junto
a ti buscaré otro mar.
Mis pasos se ralentizaron, y mis oídos intentaron atrapar aquella preciosa melodía que, en la penumbra, se fusionaba con la belleza del lugar. Me alejé con el propósito de regresar en otra ocasión, pero también con la inquietud de indagar más sobre el traslado de la imagen.
| Otro enfoque de la plaza | 
Mis primeros contactos se produjeron casi de inmediato, tanto en Los Barrios como, poco después, en La Línea. Tal y como sospechaba, cada hecho esconde una historia, aunque en este caso hay partes donde tanto el autor como los lectores deberán utilizar un poco de imaginación.
En la parte inferior de la talla hay un rótulo que indica que fue realizada por Antonio Begíjar en 1986. Se cree que, una vez finalizada la obra y donada a la Hermandad, la entrega fue casi inmediata a la Parroquia de San Bernardo, en La Línea de la Concepción.
| Rótulo de la talla del Cristo | 
La imagen era de cuerpo entero, con todos sus miembros tallados. Se le confeccionó un paño a modo de calzoncillos y, según la descripción que me han dado, interpreto que el autor intentó plasmar uno de los momentos en que Jesús se dirige al Padre: la cabeza levantada, la boca entreabierta y la mirada perdida en sus últimos momentos. De alguna manera, la imagen no se consideraba técnicamente apropiada para procesionar, por lo que el escultor se desplazó y realizó algunas modificaciones, especialmente en la cabeza. Sin embargo, no parece que lograra mejorar lo pretendido.
No obstante, la talla procesionó junto a la Virgen de la Esperanza, y la Hermandad pasó a denominarse Cofradía del Santo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Esperanza, saliendo en procesión hasta el Viernes Santo de 1993. En algún momento, se consideró la posibilidad de solicitar un nuevo Cristo y enviar este a Cádiz a un lugar más adecuado. Por entonces, el Padre Dámaso, titular de la Iglesia de San Isidro Labrador de Los Barrios, realizó las gestiones para trasladar la talla a la Capilla de Nuestra Señora de Fátima.
Actualmente, el Cristo del Amor realiza un Viacrucis cada Martes Santo, recorriendo a hombros el trayecto hasta la Iglesia de San Isidro, acompañado por el fervor de la barriada, de muchos barreños y de cofrades de La Línea de la Concepción.
| Imagen del Cristo en el interior de la capilla | 
Tras consultar con distintas personas conocedoras del tema, recibí diversas versiones sobre la historia de la imagen. Sin embargo, el único dato oficial que he podido confirmar hasta el momento es el año último en que procesionó en La Línea, según información del Consejo de Hermandades.
Nota: Este artículo ha sido elaborado con el mayor respeto y basado en testimonios y datos recabados de diversas fuentes. Si hubiera alguna información inexacta o contraria a la realidad, agradeceré que me lo comuniquen para realizar las correcciones necesarias de inmediato.
Jerónimo Osorio: Que bonito Santiago, gracias
ResponderEliminarPor aquel entonces, y me refiero a los años en que llegó el Cristo a la parroquia de San Bernardo abad de La Línea, solíamos acudir allí a misa. El párroco era Agustín Borrell y recuerdo que no podía pasar por delante del Cristo con mi hijo , que contaba pocos años , porque la imagen era realmente impactante.
ResponderEliminarGracias una vez más por este artículo. Cómo siempre muy interesante.🙂
Gracias a ti, por aportar estos valiosos datos.
EliminarMariola De Sola Earle: Es mi canción religiosa favorita la que cantaban esas señoras y, en cuanto al Cristo me impresiona mirarlo porque transmite mucho dolor. Bonita narración como siempre. Apúntate, si puedes, hablar del Cristo de la Almoraima que también merece mención y me encanta ir a visitarlo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Mariola. Claro, lo anoto y en la primera oportunidad me acerco y estoy allí unos minutos; aunque lo conozco, pero antes de preparar algo es deseable impregnarse del origen y entorno.
EliminarEduardo Gavilán: Curioso artículo el del Cristo del Amor...no sabía lo de su traslado...recuerdo haberlo visto en la Parroquia de San Bernardo y siempre me llamó la atención por su mirada como pidiendo clemencia y el rostro tan oscuro.
ResponderEliminarYo fui amigo del padre Dámaso y lo recuerdo siempre con su moto Vespa y se reunía con la Juventud era de aquellos curas que se les llamaban modernos...yo tuve la fortuna de conocerlos al igual que al padre Carlos... Juan Valenzuela.... padre Alberto entre otros.
Tuvieron la buena idea de integrarse a la juventud.
Como siempre un artículo muy curioso Santiago.
Bueno, al parecer, a nadie ha dejado indiferente esta talla del Cristo del Amor.
ResponderEliminarJavier Montesinos: Otro artículo en el que nos trasladas acontecimientos que forman parte de la historia y poco conocidos. Me imagino y no tengo dudas, que seguirás en el empeño de esta bonita historia.
ResponderEliminarNo entro en opinión sobre lo que originó o justificó el traslado de la imagen porque lo desconozco. Tiempo habrá de ello.
Tienes mucha razón, entorno a un acontecimiento siempre hay detalles que sumar para completar la historia, pero hay algunas que cuestan. Para esta, he contactado con al menos 15 personas. Lo principal ha quedado claro. Gracias por tu comentario.
EliminarPrecioso Santiago y como todo lo que escribe usted siempre aportando información nueva para mí
ResponderEliminarYa se bastante más de lo que sabía. Desde luego marca la diferencia.
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