El Corazón de la Villa Ilustración cortesía de Jéssica Gavilán, para Así lo Cuento Cultural Un ladrido del pastor alemán, Chico, hizo que Toñete levantara la cabeza mientras curaba la herida de su pata derecha. Por el camino serpenteante que conducía a su casa, aparecieron cinco jóvenes saludando con entusiasmo. —¡Toñete! —gritaban mientras levantaban las manos. El joven se preguntaba quiénes serían y qué les traía hasta allí. Se incorporó, saludó y retuvo al perro. A su lado apareció Antonia, su madre, quien siempre sabía que algo interesante iba a pasar cuando el nombre de su hijo resonaba con tanta alegría. —Hola, Toñete. Buenos días, señora —dijeron los chicos al llegar, aún jadeando. —¿Qué os trae por aquí? —preguntó Toñete, sin soltar del todo al perro. —Pues... nos hemos enterado de que te gusta recorrer los rincones de la villa y que conoces muchas historias. ¿Nos contarías alguna, si no tienes otras obligaciones? —preguntó Alicia, la más atrevida del grupo. Toñe...