Rigor y Abandono: La Historia de un Camino Estratégico
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| Imagen que circula por Facebook. Desconozco su autor. | 
Observo las imágenes con atención: casi todas carecen de un autor primario claro, de fechas precisas o de una historia que las explique. Mis sentidos analizan los detalles de cada escena, y mi mente reconstruye lo que podría haber sido. Imagino un camino polvoriento, con granos dorados de arena danzando en el viento y el olor, a veces insoportable, del excremento. En invierno, las lluvias lo alisarían, ayudadas por los pasos de los miles de transeúntes que lo recorrían entre Gibraltar y La Línea.
Estas imágenes ofrecen solo un fragmento de una historia que parece abandonada a la intemperie. En muchos casos, no se sabe quién fue el autor original, pero abundan quienes las comparten o las manipulan en el presente, poniendo su propio nombre como si fueran creadores o intérpretes legítimos, incluso de escenas tomadas hace más de un siglo. Pocas veces se acompañan de leyendas que expliquen el contexto o el momento histórico, y aunque aparezcan fechas aproximadas, el enfoque suele centrarse en la estética superficial, relegando al olvido el contenido más profundo que deberían transmitir.
Dotarlas de una historia no es un simple ejercicio creativo; requiere investigación y rigor. Cada imagen contiene una puerta al pasado que, con esfuerzo, puede abrirse para aportar conocimiento y comprender mejor nuestra herencia. Sin embargo, en esta ciudad, se ha impuesto una decisión que considero profundamente errada: ignorar, alterar o incluso omitir aspectos esenciales de su historia. Es una actitud que no responde a razones claras y, en muchos casos, parece un intento de moldear la narrativa al gusto de unos pocos, ignorando el valor de los documentos originales y su contexto.
Como estudioso de estos temas, no puedo aceptar ni justificar esta postura. La historia no pertenece a una generación ni puede ser manipulada al antojo de quienes la documentan, la apoyan o la sostienen. La historia basada en documentos fidedignos o cercanos debe ser tratada con respeto, no moldeada según conveniencias. Es un legado colectivo que debemos preservar con fidelidad y rigurosidad. Contra esta actitud de buenismo mal entendido, he trabajado durante años, consciente de que solo enfrentándonos con honestidad a nuestro pasado podremos construir un futuro más informado y consciente.
En este sentido, el resultado no ha sido el esperado, y la adversidad ha acompañado constantemente cualquier iniciativa en defensa de la historia. Sin embargo, un reducido grupo de ciudadanos seguimos perseverando, convencidos de la necesidad de mantener la salud histórica de esta ciudad, porque la memoria no puede quedar a merced de intereses efímeros ni ser sacrificada en nombre de la indiferencia.
Los documentos históricos no dejan lugar a dudas sobre la atención que recibió este modesto tramo de carretera. Desde su inclusión en planes provinciales en 1869 hasta los incesantes expedientes de reparación, conservación y ajustes presupuestarios que se prolongaron hasta principios del siglo XX, la historia de este camino parece haberse desarrollado con un nivel de detalle casi obsesivo.
Año tras año, informes y propuestas detallan el estado del camino, las subastas fallidas, los costos de los materiales, las adjudicaciones de obras y los pagos a los peones camineros. En 1870, por ejemplo, se asignaron 700 milésimas diarias al peón encargado de la conservación, lo que sumaba unos 74 escudos por tres meses. Para 1899, el equipo creció: ya eran dos peones camineros con un sueldo anual de 1.440 pesetas. ¡Nada mal para mantener en pie un tramo de apenas 900 metros! Incluso se llegó a calcular que las reparaciones necesarias costarían hasta 10.000 pesetas, aunque el presupuesto solo permitía asignar 3.000 en ocasiones.
Es fascinante observar cómo se documentaba cada paso, cada cálculo, cada piedra colocada. Quizá este nivel de detalle sea el ejemplo perfecto de lo que deberíamos hacer hoy: reconstruir, literalmente, no solo los caminos, sino también la narrativa que los rodea. Este tramo llegó a simbolizar el orgullo y la necesidad estratégica de una época, aunque hoy corre el riesgo de convertirse en un simple "dato curioso" más.
En contraste, el cúmulo de informes y telegramas del pasado parece destacar frente al desinterés contemporáneo. Tal vez, en lugar de omitir o simplificar la memoria de estos trozos de carretera, o de otros sectores de la ciudad, deberíamos emular aquel rigor que una vez definió cómo se cuidaba incluso lo más modesto. No por nostalgia, sino porque la historia, en sus detalles, tiene mucho que enseñarnos.
(Información extraída y principales fuentes consultadas: Actas de la Diputación Provincial, varias entradas entre 1869 y 1903; Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Línea; archivos militares y prensa de la época).
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| Imágenes que circulan por Facebook. Desconozco sus autores. Dos imágenes junto a otras que podrían ser protagonistas de nuestro texto.  | 


Los datos presentados aquí son solo un resumen de los muchos que existen, capaces de explicar casi al detalle cualquier rincón de esta ciudad. Si aún hay sombras en ciertos aspectos de nuestra historia, no es por falta de documentación, sino por la desidia de quienes prefieren ignorarla.
ResponderEliminarEs especialmente importante recalcar, frente a las falsedades que circulan con frecuencia sobre la historia de La Línea, que fue el Capitán General de Andalucía quien lideró con interés y determinación la urgencia del arreglo de la carretera que unía Gibraltar con La Línea. Estos hechos no dejan lugar a dudas sobre la importancia estratégica que se concedió a este tramo, ni sobre la implicación de las autoridades de la época en su desarrollo.
Comentario de Jerónimo: Santiago eres magnífico en todos tus artículos que suerte tiene la Línea de tenerte aquí publicando cosas de este pueblo que nadie le pone interés en hacerlo, para quitarse el sombrero con tus comentarios y el interés y cariño que le pones a todo lo que escribes, no hace falta que te diga que no abandones nunca tus publicaciones que los que te leemos tanto esperamos, gracias
ResponderEliminarDe las dos fotografias , me voy a referir a la inferior que cierra esta nueva entrega de ASI LO CUENTO . Mi amigo A,Bonelo me ha explicado cada uno de los edificios que aparecen en la instantánea , entre otros detalles . Los mismos que aportaban contenido a ese espacio que , con la puntilla de la construcción del subterráneo , desaparecieron uno tras otro , descontextualizando nuestra PLaza , esa que tantos nombres ha recibido hasta hoy , de la Constitución . Santiago con su mensaje hace una llamada clara para acabar con tantos despropósitos . Pido , sumándome a su voz , seamos rigorosos con lo mucho o lo poco que mostremos de nuestro pasado , sean textos o imagenes . Para ello disponemos de un futuro al que podemos aportar plena honestidad si dejamos atrás prejucios , manipulaciones , acomodos , y demás baratijas intelectuales . Sintámonos parte de la historia que construimos , codo con codo , a lo largo y ancho del calendario . Os deseo Felices Fiestas .
ResponderEliminarComentario de Eduardo Gavilán: Es increíble como han transformado la historia...sigo sin entender por que y que intenciones tendrían para ello...la historia es la que es y no darle más vueltas... después de tantos estudios y artículos que has publicado me hace pensar y hasta me altero de ver qué al mismo tiempo que han manipulado la historia han manipulado también a todas las generaciones.
ResponderEliminarLa historia hay que contarla como fue y si en unos de sus pasajes nos sentimos ofendidos pues se acepta y punto...luego los buenos pasajes se encargarán de enorgullecernos pero siempre manteniéndola como fue.
Santiago una vez más sacas a flote otra historia oculta o cambiada...yo como linense te agradezco todo lo que publicas de la historia de mi ciudad...gracias, gracias, gracias.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Me alegra recibirlos para que formen parte de la crónica. En este caso, los mensajes han oscilado entre los elogios y el malestar, al entender los lectores que se ha manipulado la historia de esta ciudad. A mi juicio, no les falta razón, la historia de un pueblo es mucho más sería que en antojo de unos pocos.
ResponderEliminarComentario de Ana María Moya: Perfecto, como siempre.
ResponderEliminarGracias por tu gran esfuerzo.
ResponderEliminarLa historia es el relato de lo que pasó. Pero para comprenderla no basta conocer lo que sucedió, sino que es bueno conocer también por qué sucedió, qué o quién lo provocó, el protagonismo que tuvieron unos y otros y las razones que motivaban sus acciones.
ResponderEliminarLos relatores pueden ser objetivos o pueden ser manipuladores. Depende del interés que tengan en el relato, que puede ser un simple y honesto interés didáctico o divulgativo o, por el contrario, un interés personal o manipulador.
Por desgracia, hoy hay muchos más manipuladores que profesores. ¿Por qué? Porque demasiada gente prefiere escuchar y creer que investigar y aprender.
Así que, querido Santi, sigue con tus investigaciones para combatir las manipulaciones.
Un abrazo.
Me siento profundamente halagado por tantos comentarios que me alientan a continuar realizando un trabajo honesto y veraz. Aunque no soy historiador, al escribir siento una gran responsabilidad, y esta me impulsa a dedicar muchas horas a la búsqueda de datos que puedan ser útiles para quienes me rodean. Sé que aún me queda mucho por aprender para lograr que mis escritos sean más eficaces, pero pongo todo mi empeño en cada palabra. Gracias por leerme y por el apoyo que me brindan con sus reflexiones.
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