Reflexiones sobre la denominación histórica de "Tunara" o "Atunara" en La Línea de la Concepción
A veces me pregunto qué me impulsa a recorrer caminos casi intransitables en busca de fragmentos de la historia de esta ciudad. La experiencia no siempre ha sido satisfactoria ni valorada como una verdadera aportación cultural. Quizás lo hago en honor a personas del pasado que siempre admiré o por aquellos contemporáneos que reconocen y aprecian estos esfuerzos por profundizar en el conocimiento local y que aman esta tierra desinteresadamente; aunque, me atrevería a decir que son pocos.
Desde hace algún tiempo, he intentado verificar la autenticidad de ciertas afirmaciones que circulan en la ciudad y que han sido reproducidas en periódicos, libros y discursos sobre la supuesta antigüedad documental de "La Tunara" o "Atunara" en La Línea de la Concepción.
Afirmaciones en cuestión:
La Tunara o Atunara es mencionada en el año 1333.
La Tunara o Atunara es mencionada en el año 1634.
La Tunara o Atunara es mencionada en el año 1735.
Contexto y análisis de los términos "Tunara" y "Atunara"
Antes de analizar cada afirmación, es conveniente explorar el origen de los términos Tunara y Atunara. Alonso Hernández del Portillo (1543-1624), en su descripción de la zona, menciona que las huertas de la región estaban cercadas por tunas o higueras de las Indias. Estas plantas crecían naturalmente en los arenales del litoral sin necesidad de cultivarlas, lo cual se asumía como algo característico de la tierra. Sabemos que las tunas fueron introducidas desde América por los conquistadores españoles, aprovechando los suelos poco productivos del sur de la península ibérica. Ignacio López de Ayala, siguiendo a Portillo, confirma esta observación y describe una almadraba ubicada en la ensenada a los pies del peñón de Gibraltar, en la costa mediterránea.
Según la RAE, Atunara significa "lugar donde se pescan atunes". Es lógico suponer que la abundancia de tunas en la región haya dado nombre al área y que por ello el fuerte construido allí fuese conocido como Tunara. Esta hipótesis sugiere un predominio inicial del término relacionado con la vegetación (tunas). La terminación "-ra" en Tunara podría explicarse como un sufijo derivativo que indica un lugar caracterizado por la presencia de tunas. Con el tiempo, y con el establecimiento de pescadores en la zona occidental y la captura de atunes, es probable que el término evolucionara hacia Atunara.
Análisis de las referencias históricas
a) Afirmación de 1333:
En el libro Historia
de Gibraltar de José Carlos de Luna (p.120), se narra cómo, en
el año 1333, las tropas se retiraron "hacia el istmo de arena
por 'la Tunara' para refugiarse en Gibraltar" en el contexto de
la guerra entre Alfonso XI y Abdul Malik. Sin embargo, el autor no
especifica su fuente, lo que plantea la duda de si esta referencia es
una recreación moderna o una cita literal de un documento de la
época. Francisco Tornay de Cozar, en un artículo de 1973 en el
Diario Área, y Miguel del Manzano Prat, en su enciclopedia
de La Línea, y otros, siguen esta referencia y la interpretan como
una mención auténtica de La Tunara en 1333, aunque sin
corroborar una fuente primaria.
Por otra parte, en nuestro trabajo sobre la "Batalla de Sierra Carbonera" (revista n.º 23, octubre de 2022), en el que seguimos a reputados historiadores y crónicas como la Crónica del Rey Don Alfonso el Onceno de Francisco Cerdá y Rico (II edición, Cap. CXIV, pp. 216-253) y la Crónica del Muy Esclarecido Príncipe Rey Don Alfonso el Onceno de Juan Núñez de Villazán (cap. CIX-CXXX), no se menciona ninguna retirada hacia La Tunara, sino hacia el río Guadarranque, como sería natural.
b)
Afirmación de 1634:
En otro artículo titulado Los
catalanes, se menciona que el 6 de marzo de 1634, los pueblos
pesqueros de La Tunara (La Línea de la Concepción) y la Caleta son
incluidos en un Envío Real bajo la jurisdicción del Tercio del Mar
de Marbella y Estepona, en el reino de Granada. Sin embargo, en mi
propia revisión de Historia de Gibraltar de José Carlos de
Luna (1944), no encontré tal referencia. Consulté con otros
investigadores, entre ellos, Tornay y Manzano aluden a esta
referencia, aunque, como en el caso anterior, no citan la fuente.
c)
Afirmación de 1735:
Es un hecho bien documentado, y
sin embargo, no utilizado, que en un plano militar firmado en el
Campo de Gibraltar, San Roque, en abril de 1735, Juan de Sobreville
describe el fuerte de Levante de la Línea (Santa Bárbara) y sitúa
la “playa vecina desde la Batería de la Tunara que se haya a
levante…”. Posteriormente, durante el Gran Asedio de 1779, el
nombre aparece en distintos planos y documentos de carácter militar.
Conclusión
La
existencia de La Tunara o Atunara como topónimo
tiene fundamentos tanto en la vegetación autóctona como en la
actividad pesquera que dio nombre al lugar. La transformación de
Tunara en Atunara parece haber ocurrido por la
asociación posterior con la pesca del atún, actividad predominante
en la zona. Sin embargo, las menciones de los años 1333 y 1634
siguen siendo inciertas y, sin fuentes primarias, su autenticidad es
cuestionable. En las postrimerías del siglo XIX, el nombre de
Atunara comienza a aparecer en diversos documentos de ámbito
militar, periodístico y municipal. Por tanto, debe entenderse que,
en los orígenes referidos, fue denominada Tunara y que solo
prácticamente un siglo después comenzó a usarse la denominación
de Atunara.
Para finalizar este trabajo y con el propósito de continuar la investigación, quiero manifestar que, con los datos actuales, nada sugiere la existencia de un asentamiento temprano en La Tunara. Sin embargo, es posible que, tras la construcción de la batería homónima y, posteriormente, el Tratado de Versalles en 1783, surgieran pequeños núcleos vinculados a actividades pesqueras en la zona, aunque en una escala muy reducida. Es plausible que este contexto favoreciera gradualmente la ocupación de la costa por pescadores locales, lo que eventualmente consolidaría una presencia humana más permanente.
Pueden continuar sosteniendo una de tantas ficciones de la historia de esta ciudad, o ajustarse a la realidad de lo escrito y mostrado. En mi caso, no me puedo permitir esa flexibilidad y prefiero seguir las directrices de Euclides (325 a.C.-265 a,C,) Todo lo que se afirma sin pruebas, puede ser negado sin ellas.
ResponderEliminarEntiendo su frustración, está más que justificada.
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