La crisis del papel de 1917 en España: antecedentes, causas y medidas adoptadas
Introducción:
En el día a día, somos testigos de los desequilibrios económicos, sociales y de diversas naturalezas que afectan a distintas partes del mundo. Atribuir estas divergencias y escenarios a una única causa sería un error, ya que ningún periodo histórico ni sistema ha estado libre de calamidades climáticas, conflictos bélicos, intereses financieros, mala gestión, falta de previsión o de adaptación industrial y comercial. Según su intensidad y alcance, estos problemas han impactado en mayor o menor medida, provocando que, al verse afectado un sector, otros puedan quedar inevitablemente comprometidos.
Sin profundizar en un análisis exhaustivo de causas y efectos, la historia de España ofrece numerosos ejemplos de estas situaciones. Uno de ellos, aunque no el más grave de la historia moderna de nuestro país, resulta especialmente interesante: la crisis del papel de 1917 y las estrictas medidas que se tomaron para mitigar el déficit. Antes de abordar este episodio concreto, conviene repasar algunos antecedentes que permiten comprender mejor su contexto.
Antecedentes históricos del papel en España
El papel, inventado en China alrededor del año 105 d.C., llegó a Europa en el siglo XI a través de España, introducido por los árabes. En el siglo XII, establecieron fábricas en Játiva, que se mantuvo como un referente durante siglos.
En sus inicios, el papel se fabricaba a partir de fibras vegetales como lino, cáñamo y algodón, con los trapos viejos como principal materia prima. En los molinos papeleros, los trapos se trituraban en pilas de mazos para obtener una pulpa de fibra vegetal, que se extendía sobre un molde, se prensaba y se secaba para formar las hojas. Este proceso manual, lento y laborioso, limitaba la producción.
Durante la Edad Media, el papel desplazó al pergamino debido a su menor costo y mayor disponibilidad. La expansión del comercio, el aumento de manuscritos y el avance de la alfabetización impulsaron su demanda. Con la llegada de la imprenta a España en el siglo XV, el papel se volvió esencial para la producción de libros. Sin embargo, en el siglo XVI, los problemas de abastecimiento crecieron, pues España tuvo que competir con países como Francia, Italia y Alemania, que desarrollaron industrias papeleras más avanzadas y dominaban las exportaciones.
Los siglos XVII y XVIII, marcados por conflictos internos y crisis económicas, afectaron aún más la producción y el comercio de papel, limitando el desarrollo de la industria. No fue hasta principios del siglo XIX que España comenzó a modernizarse, adoptando las máquinas Fourdrinier para la producción continua de papel y sustituyendo los trapos por pulpa de madera como materia prima principal.
La crisis del papel en 1917
Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, Europa, y especialmente España, enfrentó una grave crisis de papel que anunciaba una preocupante escasez y exigía soluciones urgentes, incluso medidas parciales. En este contexto, el Ministerio de Hacienda tomó cartas en el asunto, implementando una serie de disposiciones en 1917. Entre ellas, se prohibió la exportación de todas las materias primas utilizadas en la fabricación de papel, se facilitó el transporte y la importación de pastas extranjeras, y se promovió la reutilización del papel viejo o inservible para fabricar pasta.
Medidas adoptadas
Ante el alarmante uso burocrático del papel en España, se introdujeron normativas estrictas para restringir su consumo. Incluso se llegó a reducir el tamaño de los formularios oficiales. Entre las medidas principales decretadas, se incluyeron las siguientes:
1. Uso de papel en las oficinas del Ministerio de Hacienda
- En expedientes e informes, se utilizará papel en pliegos (folio o medio folio) sin formar cuadernillos, cosiendo las hojas consecutivamente.
- En comunicaciones, minutas y certificados, se empleará papel suelto cuando sea suficiente.
- Los escritos ocuparán todo el ancho del papel, limitando los márgenes a lo estrictamente necesario.
- Se priorizará el uso de papel más liviano, reservando el de alta calidad para documentos de importancia histórica o jurídica.
- Los libros y registros serán más pequeños, eliminando espacios innecesarios, y se confeccionará con papel de menor gramaje.
2. Gestión de archivos y papel sobrante:
- Se realizará una selección del papel en los archivos, conservando documentos de interés histórico, jurídico o administrativo, mientras que el material desechable se destinará a la producción de pasta.
- Se fomentará el aprovechamiento del papel sobrante en libros y publicaciones impresas.
3. Modificación de papel timbrado:
- El papel timbrado común y judicial se producirá en hojas sueltas de medio pliego.
- Se usará papel de menor gramaje y calidad, siempre que sea adecuado para escritura y conservación.
- Los particulares y entidades deberán utilizar hojas sueltas para documentos y trámites con la Administración.
Coordinación con otros ministerios:
- Se instará a los demás ministerios a adoptar medidas similares para reducir el consumo de papel en expedientes, publicaciones y archivos.
El objetivo general de estas iniciativas era optimizar el uso del papel, reducir su consumo y fomentar el reciclaje, adaptándose a la escasez de recursos y promoviendo una administración más eficiente.
Aplicación práctica: la venta de papel inútil en 1918
Una acta de la Diputación del año siguiente, 1918, refleja cómo se implementaron las medidas adoptadas para mitigar la crisis del papel. En este documento se detalla el proceso de selección y venta de papel, de acuerdo con las disposiciones de varias órdenes reales emitidas por los ministerios de Hacienda y Gobernación. El extracto del acta dice:
“Tomar en consideración el expuesto de la secretaría por el que, de conformidad con que dispone la Real Orden del Ministerio de Hacienda de 18 de agosto de 1917 y la del Ministerio de la Gobernación de 22 del propio mes y año, así como la del 14 de septiembre último, por la que se autoriza, como medio de aliviar la grave crisis de papel que se padece en España, la venta de papel inútil existente en los archivos de las dependencias centrales y provinciales, previa la oportuna selección, a fin de que se den custodiadas los que tengan un interés histórico, constituyan justificación de derechos alegables en el futuro a favor del Estado o de los particulares, reparándose y destinándolos a la producción de pasta de papel los que no sean susceptibles de aplicaciones histórico, jurídica y administrativa. Y en su consecuencia, que se proceda como se propone en dicho escrito a la venta del papel inútil que exista en el archivo y dependencias provinciales, previa la oportuna selección por el Sr. Archivero, de acuerdo con los jefes de las dependencias provinciales, y venta del mismo en concurso a un tanto la unidad del peso, una vez que se obtenga la autorización correspondiente del Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación.”
Este documento destaca el rigor con que se realizó la selección del papel, preservando los documentos con valor histórico, jurídico o administrativo, mientras que el material desechable se destinaba a la producción de pasta de papel. También resalta el esfuerzo por organizar la venta del papel inútil bajo estrictas condiciones administrativas, reflejando la seriedad con la que se buscaba aliviar la crisis en un contexto de escasez.

No hay mejor ecologista que la necesidad. Mi madre, mucho antes de que surgieran tantos movimientos en favor del reciclaje, ya reutilizaba todo y le daba nueva vida a las cosas hasta que ya no se podía más. Siempre me decía algo que nunca olvidaré: 'remendao pero limpio'.
ResponderEliminarMe gustaría conocer algunos datos de la repercusión en la zona, estoy segura que los tiene. Hablaremos sobre ello. Muchas gracias por el esfuerzo.
ResponderEliminarMe alegra que sienta esa curiosidad. No se ha equivocado. Cuando quiera y gracias por el comentario.
ResponderEliminarComentario de Matías: Que cosas más curiosas ocurren ante las necesidades.
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