"Mi gozo en un pozo"
Hace algunas semanas escribí sobre la importancia de las entradas de las localidades y repasé la historia de cómo, desde la antigüedad, siempre se les ha dado importancia a estas ornamentaciones. En algunos casos, su uso estaba relacionado con cuestiones de seguridad y control, y con el tiempo se transformó en una cuestión de estética y ornamentación. Existen muchos lugares donde la entrada coincide con una bella vista natural desde algún tramo del camino, a menudo desde el lugar más alto. En este panorama, muchos coincidimos en que La Línea tiene dos miradores que conducen a la ciudad y que son admirables y extraordinariamente bellos. Sin embargo, el aspecto discrepante de esta ciudad se encuentra en la entrada procedente de la llamada carretera del Higuerón; además de atravesar un polígono industrial, existen unos cientos de metros con un aspecto deplorable.
Se entiende que mejorar esta situación requiere tiempo y la implicación de varias administraciones para buscar una nueva vía de acceso que mantenga la continuidad con la ruta de la Costa del Sol. Sin embargo, la mejora visual de esos metros, que va desde la rotonda anterior a la depuradora hasta las primeras naves, es deplorable y debería ser una prioridad.
En este sentido, el pasado lunes 10, cuando me aproximé a la mencionada rotonda, observé con enorme satisfacción una cuadrilla de trabajadores limpiando el margen derecho de la carretera. Me pareció ver que uno de ellos portaba una de esas máquinas para cortar hierbas. ¡Fenomenal!, exclamé, y me sentí bien, pensando que por fin cambiaría el aspecto. A mi regreso, sobre las 13:30 horas, observé que a lo largo de la vía estaban depositadas bolsas de basura de color amarillo. Me extrañó, pero razoné que luego pasaría un vehículo a recogerlas y que continuarían con la limpieza al día siguiente, ya que el corte de hierbas no se apreciaba, aunque las bolsas parecían contener latas y otros desechos.
Así transcurrió el resto de la semana, hasta hoy lunes 17, cuando las mismas bolsas siguen allí. No he vuelto a ver equipos de limpieza y las bolsas siguen en el mismo lugar y posición. Lo peor es que algunas ya se han roto y el contenido comienza a esparcirse.
Pensé en contar este episodio la semana pasada, pero no quise interferir en el deseo de mostrar la mejor cara de la ciudad, algo justo y necesario. Soy consciente de que no tengo un perfil predominante, pero hasta que cambie mi padrón municipal, intentaré, con el respeto adecuado, señalar aspectos que pueden mejorarse fácilmente y beneficiar al conjunto de los ciudadanos. Aún así, también acepto opiniones contrarias.
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