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De aquellos caminos estos impuestos

 

De aquellos caminos estos impuestos

Louis Renault dirigiendo un Renault Voiturette, 1903 Dominio público

Hace algún tiempo, me topé con una noticia que avivó mi curiosidad. Como suele suceder, permití que mi imaginación vagara hasta desembocar en este escrito. Aunque pueda parecer que no aporta mucho, al menos resulta entretenido, lo cual es valioso en estos tiempos.

La reseña data de 1822 y fue emitida por el Ayuntamiento de Los Barrios. Trataba sobre la imperiosa necesidad de reparar la calzada utilizada en invierno por la arriería de la comarca hasta el embarcadero de Palmones. La propuesta para llevar a cabo esta obra era un arbitrio de un cuarto diario para cada caballería que transitara por el lugar, hasta cubrir el costo total estimado en seis mil cuatrocientos veintidós reales, según expertos.

 La obra se realizó, pero no puedo confirmar si, una vez cubierto el presupuesto de inversión, se dejó de cobrar el impuesto. El sistema empleado era el habitual para tales acondicionamientos, aunque ahora no viene al caso mencionar muchos otros detalles.

Este sistema resultó ser eficiente y fenomenal, formando parte de un engranaje que solo requería el impulso inicial para mantenerse en funcionamiento. Reflexioné sobre cómo este sistema se asemeja a los impuestos relacionados con los vehículos a motor en tiempos posteriores. Aunque pasaron muchos años hasta la construcción del primer vehículo en 1885, el triciclo Benz 1, inventado por Carl Benz, a principios del siglo XX ya se veían otros modelos en algunos puntos de España.

 Desde entonces, hemos presenciado una gran evolución, aunque la estructura básica sigue siendo la misma. Ahora, la tendencia parece ser inversa en lo que respecta a los vehículos, y se cuestiona la viabilidad de todo lo relacionado. Personalmente, no tengo una opinión clara al respecto y pienso en cómo este servicio, que a su vez beneficia y se beneficia de otros sectores, ha transformado la sociedad.

 Me explico: la llegada del vehículo a motor también trajo consigo una serie de desarrollos:

  • Equipos de investigación.

  • Equipos de operarios capacitados.

  • Equipos de estudio.

  • Cadenas de pruebas.

  • Fábricas.

  • Talleres de mecánica, chapa y pintura.

  • Talleres de tuneado, cristales, tapizados, eléctricos y sistemas electrónicos.

  • Puntos de venta.

  • Impuestos de compra, ITV, circulación, transferencias.

  • Permisos y renovación de permisos de circulación.

  • Inspección médica.

  • Escuelas de obtención de permisos.

  • Delegaciones de tráfico y gestorías.

  • Piezas de recambio.

  • Garajes y seguros.

  • Infraestructura vial como carreteras, señalizaciones, puentes, túneles.

  • Proyectos de construcción como autopistas y peajes.

  • Suministro de combustible y gasolineras.

  • Actividades asociadas como el espionaje industrial, carreras de vehículos, zonas de estacionamiento regulado, complementos (ambientadores, limpiadores, etc.), sistemas de navegación GPS y sillas infantiles para automóviles.

Es evidente que cada uno de estos puntos tiene múltiples derivaciones y conexiones. No estoy seguro de si este sistema es un generador de recursos para muchos, pero ciertamente no es fácil eliminarlo. Parece más probable que deba adaptarse y reconvertirse para encontrar otro medio que ofrezca las mismas posibilidades económicas y sociales.

Llegado a este punto, es imprescindible recordar que su expansión ha acarreado importantes consecuencias ambientales, tales como la contaminación del aire y del agua, la deforestación para la construcción de carreteras y, según se ha manifestado, su contribución al cambio climático debido a las emisiones de gases de efecto invernadero.


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