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Raíces muy especiales

 Raíces muy especiales Antonio López Bautista Les quiero hablar de aquel hombre, un mocetón de 23 años, que apenas hacía un año que había terminado el servicio militar en Cerro Muriano (Córdoba) y con ello recuperar su empleo como pintor industrial en una empresa de Gibraltar. En todas las empresas del Peñón los viernes eran de cobro, y para un hombre soltero sin carga familiar en aquellos tiempos, el fin de semana suponía 3 días maravillosos de visita continua a bares o fiestas flamencas. El cante, cuando el vino corría en la barra, era un factor común en cualquier bar para aquellos que calentaban el pico y se atrevían a salir por peteneras. Y a ese hombre le encantaba escuchar el buen cante. Los domingos para él era un ritual levantarse muy temprano, pegarse un buen afeitado, echarse su brillantina en el pelo, ponerse su corbata y colocarse el traje de chaqueta que era muy típico en los caballeros de aquella época de los años 40. Después de recorrer las principales tabernas d...